18 ago 2013

Filatelia


La Filatelia
Esos papelitos de colores y diversos tamaños que atraen tanto la atención de los que los coleccionan, tienen un encanto especial para ellos, y ninguno para los que no los coleccionan.
¿Qué quiero decir?
Que el que colecciona algo, siente por ese objeto especial atracción, y llegado el caso, puede invertir hasta mucho dinero por obtener alguno que falta en su colección.
En la época en que estudiaba bachillerato en el Colegio Don Bosco de Valencia, aquí en Venezuela, uno de los sacerdotes que nos daban clases, era el padre Panchera, de grato recuerdo.
El daba las clases de Educación Artística y mantenía una cartelera donde exponía artículos y gráficas relativos a la Historia del Arte y también exponía artículos sobre filatelia y siempre había allí alguna muestra de estampillas que coleccionaba.
Así que muchos de nosotros los alumnos, nos aficionamos también a coleccionar sellos de correo o estampillas como también se les llama.
Recuerdo cómo les pedía a mis familiares que me guardaran los sobres de las cartas que les llegaban. En esa época, no existían los diversos programas de mails que la técnica nos ha traído y que al menos en nuestro país, han conseguido que el correo, los carteros y las cartas, casi hayan desaparecido. En mi caso, la afición a la filatelia ha bajado hasta tal punto, que solamente muy de vez en cuando busco mis álbumes y los ojeo con nostalgia de tiempos pasados.
En la gráfica al comienzo, se muestra la estampilla considerada la número uno del mundo, el famoso centavo negro de Gran Bretaña. Fue lanzada el primero de mayo de 1840. 

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